Chapelle Notre-Dame-du-Haut, 1950

La capilla se encuentra en la cima de la colina de Bourlémont, dominando la «brecha de Belfort» entre las cordilleras de los Vosgos y el Jura. Como la mayoría de las alturas vecinas, el cerro es boscoso, excepto en su cumbre, que es relativamente plana. En la transición con el horizonte, Le Corbusier tuvo en cuenta las cortinas de árboles que se encuentran a la vista y los atisbos de perspectivas lejanas.

La planta baja general de la capilla se trazó en pocos días: una planta asimétrica con paredes curvas coronadas por un techo en forma de caparazón de cangrejo. Esta planta de un solo espacio, sin colaterales ni transepto, que abandona la forma simbólica de la cruz, sigue, sin embargo, orientada hacia el este.
Las fachadas son independientes pero se hacen eco entre sí. El muro occidental se repliega sobre sí mismo, aislando en cada extremo dos capillas bañadas por la suave luz de un lucernario en forma de torre. Una tercera capilla situada en el muro norte se hace eco de las dos anteriores al enmarcar y, por lo tanto, magnificar una entrada secundaria.

Para diferenciar los distintos subespacios, Le Corbusier se compromete con la luz. Él mismo pinta las ventanas encastradas en el grueso muro sur con una gama de colores tomada de las logias de las viviendas y de sus pinturas de los años cincuenta.
La estructura, formada por columnas y vigas de hormigón armado que sostienen el techo, está empotrada en la masa de los muros de relleno, realizados con piedras recuperadas de la antigua iglesia. La planta es libre, al igual que las fachadas. Distinguir de esta manera entre la masa de las paredes y el marco, permite al arquitecto dejar un espacio entre la pared y el techo, conectado a los pilares por discretas rótulas de metal. El casco está diseñado técnicamente como el ala de un avión que consta de dos membranas de hormigón de 6 centímetros de espesor y 2,26 metros de separación (Modulor). El muro sur con sus numerosas aberturas está compuesto por un marco de hormigón cubierto con una malla de alambre rociada con gunita.

Cerca de la capilla, Le Corbusier construyó dos edificios bajos, la casa del cuidador y la casa de los peregrinos que constaban de un restaurante y dos dormitorios.
El sitio se completa con una pirámide escalonada dedicada a las víctimas de los combates de 1944.