A pesar del número muy limitado de obras construídas en suelo belga (sólo una ha sobrevivido), la influencia de L’Œuvre Architecturale de Le Corbusier en la arquitectura belga del siglo XX es innegable.
Esta influencia se sintió particularmente a través de sus publicacioines y contribuciones escritas, comenzando con la revista L’Esprit Nouveau en 1920. Los primeros suscriptores de esta revista incluyeron a los pintores belgas René Magritte y René Guiette. Además de Le Corbusier y Ozenfant, entre los cofundadores de L’Esprit Nouveau, se encontraba también el poeta belga Paul Dermée, establecido en París y responsable del título de la revista. La participación de Dermée, sin embargo, fue breve y dejó la revista a finales de 1920 tras desacuerdos.
Vers une architecture, publicado en 1923, no pasó desapercibido en la prensa de vanguardia y, de hecho, logró llegar a su público objetivo. Las publicaciones de Le Corbusier fueron las únicas, redactadas por un arquitecto, que se anunciaron en las revistas belgas. La influencia de Le Corbusier también es evidente en las numerosas conferencias que fue invitado a dar, en Bruselas y Amberes entre 1926 y 1933. Incluso se le pidió que concediera entrevistas en la radio belga, ya en la década de 1920.
En la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas de París de 1925, fue particularmente el Pavillon de l’Esprit Nouveau lo que impresionó a los artistas y arquitectos modernistas belgas, que habían venido a París. Entre ellos se encontraban Gaston Eysselinck y Leon Stynen, así como también René Guiette. Poco después, Guiette encargó al joven Le Corbusier la construcción de una residencia-estudio en un nuevo barrio de Amberes. En ese momento, Guiette albergaba la ilusión de que su casa moderna ayudaría a hacer de este nuevo distrito un verdadero manifiesto de la arquitectura moderna. Este no fue el caso y, tras la destrucción del Pavillon Philips en 1958, Maison Guiette sigue siendo el único edificio que queda de Le Corbusier en Bélgica. A excepción de su tierra natal, Suiza, también fue la primera de las obras de Le Corbusier construída fuera de Francia.
Maison Guiette pertenece a la serie de viviendas “puristas” a las que en la década de 1920, Le Corbusier aplicó los Cinco puntos de una nueva arquitectura, de gran interés para los arquitectos vanguardistas belgas de los años veinte y treinta. Entre ellos, Louis-Herman De Koninck, Huib Hoste, Stynen y el grupo Équerre mostraron un claro interés por los principios corbusianos. Entre 1930 y 1936, Gaston Eysselinck diseñó varias “máquinas en las que vivir”, mientras que Paul-Amaury Michel desarrolló el principio Citrohan. Fue entonces cuando se creó el Instituto Superior de Artes Decorativas de La Cambre. Bajo la dirección de Henry Van de Velde y contando con muchos modernistas belgas entre sus maestros, fue una escuela que ofreció una alternativa a la llamada enseñanza “académica” que entonces prevalecía en Bélgica.
Le Corbusier mantuvo relaciones personales con muchos de sus colegas belgas, entre los que se encontraban Victor Bourgeois y Hoste, miembros fundadores del CIAM en 1928. Estos arquitectos y otros artistas belgas actuarían como intermediarios en la promoción de la obra de Le Corbusier en Bélgica.
Gracias a los Congresos CIAM, las ideas de Le Corbusier entraron en el debate sobre urbanismo y arquitectura moderna en Bélgica. En 1932, el tercer Congreso CIAM fue dedicado al desarrollo racional de la tierra [Rationale Bebauungsweisen] y tuvo lugar en Bruselas en el Palais des Beaux-Arts de Victor Horta.
En la década de 1930, Le Corbusier participó en el concurso para construir un nuevo distrito de más de 100.000 habitantes en la margen izquierda del río Escalda en Amberes (la ciudad histórica se había desarrollado íntegramente en la margen derecha). Paul Otlet, el impulsor de la propuesta de Mundaneum, animó a Le Corbusier a participar en este Proyecto Linkeroever (Ribera Izquierda), sugiriendo una asociación con un equipo local que incluyera a Huib Hoste y a Fe Loquet. El concurso fue un gran éxito, con más de 300 participantes de todo el mundo. El proyecto de Le Corbusier, Hoste, Loquet y Otlet fue una perfecta ilustración de la Ville Radieuse, pero finalmente ningún proyecto del concurso ganó el primer premio y el ingeniero civil y el arquitecto de la ciudad se dieron a la tarea de establecer un nuevo plan de desarrollo para la Margen Izquierda. Este plan fue aprobado en abril de 1934 pero fuertemente criticado por Le Corbusier, quien en 1936 repetiría y agudizaría sus críticas. Dichas críticas, entre otras, probablemente jugaron un papel importante en la revisión del plan. Le Corbusier y Hoste propusieron un proyecto basado en el plan oficial pero completamente reelaborado. A pesar de ser más realista y pragmático, el nuevo proyecto de Le Corbusier no influiría en la futura urbanización de la margen izquierda del Escalda.
A pesar del fracaso de su proyecto Linkeroever, la influencia de Le Corbusier en el mundo de la arquitectura y el urbanismo belgas quedó definitivamente asentada en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Sus puntos de vista fueron repetidos por una generación de maestros y profesores, quienes los presentaron como los cimientos del proyecto. Esta arquitectura moderna encajaba bien con la fe en la tecnología característica de los años 50 y 60 e ilustrada por la Exposición Universal de Bruselas de 1958. En esta exposición, la primera que tuvo lugar luego de la Segunda Guerra Mundial, el diseño de los pabellones de los participantes competía entre ellos en ingenio e innovación. El que fue diseñado para Philips por Le Corbusier e Iannis Xenakis llamó especialmente la atención. Desafortunadamente, como la mayoría de los edificios, este pabellón fue desmantelado al cierre de la exposición.
Para Pierre Puttemans, profesor del Instituto La Cambre, la influencia del trabajo de Le Corbusier en la teoría y la práctica de la arquitectura en Bélgica desde 1945 hasta 1970 se manifestó de varias maneras:
- imitaciones de varias obras clave;
- interpretando y continuando su investigación en arquitectura y urbanismo, en particular en el trabajo de Willy Van der Meeren, o las realizaciones colectivas de René Braem;
- de una forma u otra, la trivialización comercial y populista de las ideas y la estética de Le Corbusier;
- la búsqueda de un compromiso, especialmente en el caso de ciertos “pioneros Modernistas” como fueron Victor Bourgeois, Louis Herman De Koninck o Leon Stynen;
- proclamando y difundiendo el funcionalismo y una estética moderna inspirada en gran medida en Le Corbusier, pero también en otros referentes de la arquitectura contemporánea;
- inspiración corbusiana del brutalismo belga;
- una importante contribución al cuerpo de ideas en el período de entreguerras.
Según René Braem, ex aprendiz de Le Corbusier y principal representante de la arquitectura moderna en Bélgica, Le Corbusier fue el primero en medir el potencial tecnológico del hormigón y el acero. En su opinión, Le Corbusier fue un gran artista que merece un lugar importante y permanente en la historia de la arquitectura.
