Alemania

El trabajo de Le Corbusier está estrechamente asociado al movimiento Neues Bauen, -un nuevo estilo de construcción que surgió en Alemania después de 1900-, y con el desarrollo del Movimiento Moderno después de la Segunda Guerra Mundial. En particular, el primer tercio del siglo XX fue testigo de una poderosa y fructífera interacción entre Le Corbusier y las tendencias modernas en Alemania, a pesar de que esta interacción estuvo sujeta a antagonismos y rupturas radicales.

Las estancias de Le Corbusier en Alemania ya habían resultado ser una valiosa fuente de inspiración antes de la Primera Guerra Mundial. A su vez, su obra escrita y construída era conocida en Alemania desde la década de 1920 y fue objeto de animadas discusiones, caracterizadas tanto por la admiración como por el rechazo, cuyos vestigios aún nos acompañan hoy en día. Estos han sido documentados recientemente por importantes exposiciones en Weil am Rhein (2007) y Berlín (2009) que abarcan toda su obra arquitectónica y artística y son visitadas regularmente por un gran número de personas.

Mucho antes de ser conocido como Le Corbusier, Charles-Edouard Jeanneret se había interesado profundamente por el Movimiento Moderno que estaba surgiendo en Alemania y Austria. Durante una estancia prolongada en Alemania desde abril de 1910 hasta abril de 1911, visitó varias ciudades para informarse sobre el Deutscher Werkbund, fundado en 1907, un movimiento que se había convertido rápidamente en la fuerza propulsora de la renovación cultural alemana. Jeanneret se reunió con representantes del Deutscher Werkbund, incluídos Peter Behrens, Heinrich Tessenow y Karl Ernst Osthaus. En Berlín, trabajó durante varios meses en el estudio de Peter Behrens, quien no mucho antes también había sido anfitrión de Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe.

La importancia de Le Corbusier para el Movimiento Moderno en Alemania se aprecia sobre todo en su participación en sus dos mayores exposiciones de arquitectura: la de Werkbund de Stuttgart en 1927 y la de Interbau de Berlín en 1957.
Fue un Movimiento Moderno muy seguro de sí mismo que estuvo expuesto en 1927, en Weissenhof de Stuttgart. Fue dirigido por arquitectos alemanes, la mayoría de los cuales eran miembros del ‘Ring‘, un grupo de arquitectos de Neues Bauen, fundado por Ludwig Mies van der Rohe. El Deutscher Werkbund, abierto a las influencias extranjeras, también invitó a los representantes más importantes del Movimiento Moderno en Europa, con quien mantuvo un contacto estrecho.

En ese momento, Le Corbusier era una figura independiente en la arquitectura y un teórico influyente en los círculos del Movimiento Moderno en Alemania. En 1923 participó en la gran exposición de la Bauhaus en Weimar. En 1926, Vers une architecture, su primera colección de ensayos críticos, fue traducida y publicada en Stuttgart bajo el título Kommende Baukunst, despertando un gran interés dentro del Movimiento. Como director artístico de la exhibición, Mies van der Rohe resistió todos los intentos de excluir a Le Corbusier de la Exposición Werkbund de 1927 en Stuttgart, considerando que este evento destacado en la arquitectura moderna no podía privarse de la presencia de un ‘esprit français’ [espíritu francés] en medio de las nuevas tendencias en Alemania. El ambiente de renovación en Stuttgart creó un contexto favorable para la creación de los congresos CIAM en La Sarraz en 1928. Su segundo congreso político se celebró en Frankfurt en 1929.

Con el surgimiento del Nacionalsocialismo, los experimentos modernos fueron objeto de una creciente represión política. Ya en 1925, los ataques nacionalistas obligaron a la Bauhaus a abandonar Weimar y trasladarse a Dessau. En 1929, la Gran Depresión resultó en una parálisis casi total de la industria de la construcción. Aunque la nueva arquitectura, conocida desde 1932 como el «estilo internacional», fue predominantemente obra de arquitectos alemanes, casi desapareció en la propia Alemania, siendo relegada en el mejor de los casos, a mercados específicos en la economía de guerra hasta 1945.

De hecho, la situación en 1957 era totalmente diferente a la de 1927. El año de la exposición de Interbau en Berlín Occidental, 1957, marcó el intento de Alemania Occidental de reconectarse con la escena arquitectónica internacional a través de una nueva visión, decididamente opuesta al estilo de reconstrucción de inspiración clásica, implementado inicialmente en Berlín Este. En el contexto de esta exposición internacional, Hansaviertel, un área de clase media en Berlín Occidental, originalmente del tipo de desarrollo perimetral de bloques [Blockrandbebauun] pero destruída durante la guerra, fue completamente reconstruída según principios arquitectónicos modernos. Por supuesto, Le Corbusier fue invitado a participar en la exposición. Esto le dio la oportunidad de construir en Berlín, la única Unité d’habitation existente fuera de Francia. A pocos pasos del Stadium que albergó los Juegos Olímpicos de 1936, el sitio constituye una respuesta decididamente modernista al atrevido monumentalismo de la arquitectura nacionalsocialista.

La reconstrucción de Berlín y el desarrollo de la arquitectura en todas las ciudades de Alemania Occidental después de la guerra son una clara expresión de las ideas expuestas en la Carta de Atenas. Sin embargo, esta Carta, redactada por Le Corbusier en la Francia ocupada de 1943, diez años después del IV Congreso del CIAM, fue traducida y publicada en Alemania por primera vez en 1962, en un momento en que muchas de las decisiones relativas a la reconstrucción, se habían tomado ya hacía tiempo y estaban siendo objeto de críticas. Por lo tanto, no fue tanto la Carta en sí misma lo que se implementó en la Alemania de la posguerra, como el programa contenido en ella, un programa que había influído en los diseños de planificación urbana desde la década de 1920 y los Congresos CIAM celebrados antes de la Segunda Guerra Mundial.

En la zona de ocupación francesa en particular, los primeros planes para la reconstrucción de Saarbrücken, Saarlouis y Mainz constituyeron una transposición fiel de las teorías de la “ciudad funcional” formuladas en la Carta de Atenas. En Mainz, Marcel Lods, a petición de las fuerzas de ocupación francesa, elaboró ​​un plan de reconstrucción de acuerdo con el plan de Le Corbusier para la reconstrucción de Saint-Dié. Los alemanes prefirieron el plan tradicionalista de Paul Schmitthenner, quien fue uno de los detractores de Le Corbusier cuando se diseñó la urbanización Weissenhof en 1927.

El concepto de una Grande Unité d’habitation tal como lo establece Le Corbusier en La Ville Radieuse e implementa en la Unité d’habitation, se ha convertido en la referencia en Alemania Occidental
–y, en otro contexto, también en Alemania del Este– como característica determinante del urbanismo moderno. Sin embargo, no se adoptaron los aspectos sociales del concepto de “ciudad vertical” de Le Corbusier. Por este motivo, la construcción en masa de viviendas de la posguerra adquirió rápidamente connotaciones de anonimato e inhospitalidad, consideradas propias de la modernidad.

En la actualidad, la recepción del trabajo de Le Corbusier en Alemania y en Europa tiende cada vez más a enfatizar la idea fundamental de una «síntesis de las artes», que aparece en la correlación entre numerosas disciplinas, que incluyen a la arquitectura, la planificación urbana, la pintura y el diseño. La naturaleza global y universal del trabajo de Le Corbusier y su enfoque artístico, que son modernos tanto en la expresión como en los medios utilizados, ha encontrado reconocimiento.